1 de enero de 2012

365 días atrás

-->      Muy pocos momentos en la vida recordamos lo que hacíamos  este día un año atrás. Sin embargo yo me encontraba volando el océano atlántico de camino a casa. El 2011 llego a mi vida sin esperarlo, casi sin desearlo. Cuando termine mi semestre universitario tomé un avión ese mismo día y fui a visitar a mi tía. Ella recién había perdido a su esposo (mi tío) por problemas de salud. En lo general, el 2011 me llevó a seres muy queridos, entre ellos a mi tío, un ser humano excepcional.
       A pesar de llegar tan de sorpresa, el 2011 me trajo amor, me trajo esperanza pero sobre todo me hizo crecer como ser humano. Comprendí lo importante que es la familia y el tiempo que se le debe dedicar. Aprecié mas el compartir con mis padres y todo aquel que tarde o temprano partirá de mi vida. comprendí que es necesario decir lo que sientes en vida y no lamentarlo luego. Realicé la amistad como lazos eternos que se hacen con personas excepcionales que de alguna forma u otra marcan tu vida. Los amigos son seres divinos que te escuchan, te aconsejan y están contigo en las buenas y en las malas. Anoche, 31 de diciembre de 2011 se acabó un año que velozmente pasó por mi vida. Un sin número de eventos ocurrieron en este año que además de llenarme de mucha tristeza, me hicieron redescubrirme como mujer. Sin embargo, si existe algo bueno que pueda sacar de este año es que decidí escribir y aprender a canalizar mis ideas. Aprendí que no puedo tener el control de todo a mi alrededor y que debo aprender dos sencillas palabras: inhala y exhala.

        El 2012 llegó con resoluciones, planes, ideas y una nueva oportunidad para amar. Me recuerda las libretas cada nuevo año escolar. Durante los primeros días de clases soy muy cuidadosa al escribir sobre ellas, escribo con mi mejor letra porque quiero cuidar mi libreta nueva, pero a medida que pasan los días, descuido mi escritura, y después de un par de semanas mi libreta esta llena de tachones y borrones. Al iniciar cada año, todos – aparentemente- tienen su libreta nueva. Nos resulta como un capítulo que apenas comienza y lo iniciamos con mucho ánimo y emoción. La verdad es que sucede igual que con la libreta, a medida que seguimos escribiendo nos desilusionamos, nos suceden ciertas situaciones ajenas a nuestra voluntad y nos desanimamos. Es por esto que yo no quiero una libreta nueva, yo quiero aceptar mi libreta con borrones y tachones y amarla. Es mi vida, ella continua y me pasa por delante sin detenerla. Los malos ratos solo son eventos necesarios para aprender de ellos y madurar. ¡Feliz año Nuevo!

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