Era una tarde de abril, el timbre del colegio sonaba indicando que la hora de salida había llegado. Marta como de costumbre se dirigió a su auto. De reojo observaba a Miguel, el chico mas popular de la clase. El nunca se fijaría en ella, una chica tan ordinaria, tan común – siempre decía. Pasaron unas semanas, la graduación ya se aproximaba y Marta sufría en silencio no poder decirle a Miguel cuanto lo quería. Justo cuando faltaban dos semanas para el baile de graduación, el se acerco a ella. Su corazón se agitaba, sus manos comenzaron a sudar, no podía parar de sonreír y fue entonces cuando Miguel le paso por el lado y fue en búsqueda de su amiga, Eloisa. El le propuso a Eloisa que lo acompañara mientras Marta nuevamente miraba de reojo lo que sucedía con el. En un sin número de ocasiones se acostaba en su cama, llorosa pensando si Miguel algún día notaria su presencia.
Pasaron, las fiestas, las reuniones… en fin, todo evento social que podría ser clave para que Miguel la notara. Sin embargo, llegó el momento de partir a la Universidad y en un momento desesperado Marta decide hablarle: “Hola”- dijo. “Oye Marta, ¿nunca te has puesto a pensar en todo aquello que pudimos hacer en estos tres años y no hicimos?” respondió Miguel. “Claro, ¿por qué preguntas?” dijo Marta. En ese momento, en unas fracciones de segundo, Miguel frunce sus labios y de repente le roba un beso a Marta. Ella no salía de su asombro, luego de tantos años… ella no pronunció palabra alguna. El problema vino después cuando ella realizó que todo había sido una farsa. A Miguel lo retaron para que lo hiciera. Para el fue el chiste del día, para Marta, la decepción de su vida.
Con el paso de los años, cinco para ser exacto, se volvieron a encontrar. Miguel continuo siendo el mismo arrogante de siempre y ella por dentro se babeaba por él. Nunca le demostró lo que sentía por el y la vanidad y el orgullo de Miguel no le permitió ver mas alla de sus narices. El error de Marta fue que creo muchas barreras en vez de puentes con otros seres que se le acercaron.
Llevo ya un año escribiendo para ustedes, ojos sin rostro que al parecer se deleitan leyendo a diario mi blog. Queria comunicarles una verdadera aventura en mi vida. He encontrado el amor por lo que he dejado de escribir de desdichas. Por fin puedo decirles detalles hermosos, momentos gratos, recuerdos que perpetuaran en mi para toda la vida.
Afuera esta por llover y estoy aquí observando por la ventana el sonido del viento, como retumba con las hojas de los árboles y cantar de los pájaros. Juntos me permiten escuchar la naturaleza, ella me habla, me dice que todo estará bien: "No hay que preocuparse, son solo unas gotas, un poco de agua para refrescar este verde campo que tanto te gusta, estas flores que con sus brillantes colores cautivan tu mirada y enternecen tu alma. Solo espera que pronto veras la primera gota caer, esa que te indicará que la primavera ha pasado y ha llegado el verano". 
Feliz. Un nuevo comienzo. Una nueva vida. Casi podría atreverme a decir que vivo el sueño de mi vida. 
Hace unos cinco años comencé la Universidad, luego de tres años fuera regrese a mi hogar y fue entonces que todo comenzó. Luego de mucho entrenamiento viendo videos y documentales de porque debemos reciclar fue que decidí comprar tres envases inmensos para comenzar a reciclar. Al principio mis padres aceptaron, el problema fue que tardaba mucho tiempo en llevar la basura al centro de acopio por lo que se acumulaba en el balcón de mi casa. Mas adelante compre un bote de basura para tenerlo adentro y cada semana llevarlo al centro. Aún con mi esfuerzo, mi padre seguía colocando toda la basura junta. Al cabo de unos meses me he acostumbrado a revolcar la basura regular en búsqueda de productos reciclables ya que no cuento con el apoyo de uno de mis progenitores. A pesar de ello, admito que no me molesta del todo; sencillamente ya me acostumbre. 
Ya pasado el día tan especial de mi nacimiento, cuando llegue a este mundo y vi por vez primera la luz del día, se siente diferente. Este año fue un tanto diferente porque me gustó la idea de ser especial, que me dieran atenciones y que aquellos allegados me llamaran y me cantaran cumpleaños sin sentir la incomodidad que había sentido antes. 
