29 de diciembre de 2011

De locuras y pasiones

       Conversando con una amiga realicé lo necesario que nosotras, las mujeres necesitamos esa chispa, ese deseo o esa pasión que nos mantenga suspirando y añorando continuar el camino de la vida. Esto de ser mujer es un trabajo difícil. La verdad es que entre los cambios hormonales, dolores mensuales, altas y bajas de peso lo menos que esperamos es poder encontrar a otro ser humano que nos comprenda. Lamentablemente en la época que nos toco vivir se puede decir que los hombres están en peligro de extinción. Hoy por hoy, se mueren en las calles de nuestro país ya sea por problemas, confusiones, peligros, accidentes y enfermedades.
      Sin embargo, las mujeres nos encontramos en la etapa de educarnos, continuamos alargando nuestro primer parto y por ende el matrimonio. Cambiamos la casa por universidad y la comodidad de ella por entrar al saturado campo laboral. Atrasamos la idea de ser madres por sentirnos realizadas primero ya que la sociedad se a encargado de enseñarnos que eso es necesario. Por el contrario, con el hombre es distinto. Él debe trabajar para traer el pan a la casa y debe ser un “handy man”. Y ahora yo me pregunto: ¿en que momento de la historia sucedió esto? ¿cuándo decidimos que esto era lo correcto? Al parecer mucho antes de los ochentas, cuando llegue al mundo por supuesto.
       Continuando en mi búsqueda por lo que nos apasiona a las mujeres además de los hombres y estudios recordé que también existen los viajes, el futuro y sobre todo nuestra satisfacción emocional. Esta satisfacción emocional es la que confundimos cuando creemos que el amor debe ser eterno y nos empeñamos en continuar relaciones que debieron terminar mucho tiempo atrás. La realidad es que esa satisfacción la obtenemos nosotras solitas, con o sin compañía.
        Al igual que María, entre todas las mujeres; en mi caso entre todas mis amigas he tenido la oportunidad de analizar esta situación quizás un poco mas a profundidad y para serles honesta es necesario siempre tener presente que somos primero, ellos vienen luego. Tú amiga o amigo – por aquello de dar el consejo – que me lees, nunca permitas que nadie se sobreponga sobre tu persona. Nadie te amará tanto en el mundo como tú. Aunque suene egoísta, se tiene que tener claro: si no somos capaces de amarnos, jamás seremos capaces de amar a otro ser humano. Ser feliz no significa que todo sea perfecto, quiere decir que has decidido ver mas allá de las imperfecciones.

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