Antes
que llegue el 22 quiero contarles una historia. Si, una de esas historias
extrañas que acostumbro contarles. Cosas locas y extrañas que pareciera solo me
suceden a mi. Quiero contarles que de una manera fugaz regresó un viejo amor.
Si, un viejo amor volvió. Estaba a punto de dormir cuando de repente un “friend
request” cambió el rumbo de mi noche. De repente estaba pensando en ti, en tus
ojos, en esos que no he visto desde hace muchos años y allí estabas a punto de
ser aceptado por una invitación casual de ser “amigos” ser amigos de nuevo.
Lo
increíble del Internet es esa virtual capacidad de decir “unfriend” y enviar un
“friendo request”. Es casi como magia, poder decirle al mundo si somos amigos o
no. Pues admito que al principio me dio mucho miedo. Eso de volver a ser amigos
me resultaba como medio escalofriante, medio imposible. Admito que pensé que me
odiarías por el resto de mis días y que nunca mas volveríamos a cruzar palabra.
Sin
embargo, no fue así. Decidí no tener miedo. Porque déjenme decirles que el miedo es casi como la conciencia. Te
deja con ganas de que hubiese sido
si (…) y yo señoras no estoy para eso. Me he sentido casi como contándoles
un chisme de pasillo pero es que de alguna forma debía dejar salir estas
emociones. Esto que se que muchas de ustedes también han sentido. El cosquilleo
de un viejo amor. Tantos recuerdos, tantas experiencias en fin tantos momentos
para recordar. Fue muy reconfortante hablarlo. Pude aclarar detalles, pude
pedir perdón y ahora aquí estoy. Dejándole saber al mundo entero lo que me
sucede. Lo bueno del anonimato es precisamente eso. Nunca sabes quien es ni
cuan cierto es todo pero eso mis amigos, es la parte mas interesante.