20 de enero de 2012

Chinas por botellas

    Fui al mercado, tenía en mi bolso unas cuantas chinas sin madurar pero sabia que pronto serian bien jugosas. Sin embargo me encontré con el placero. El sujeto me convenció, al parecer sonaba bastante lógico ese intercambio que estaba haciendo. Sin embargo al llegar a casa y ver lo que había cambiado por lo que ahora tenía fue tremenda impresión. Yo reconocí mi error, era claro que no tendría de que alimentarme de ahora en adelante y lo único que tendría serian unas cuantas botellas de cristal que en cualquier descuido podrían romperse. Al día siguiente me levante temprano. Me dirigí hacia el mercado pero ya el placero no se encontraba. Tremenda frustración. Yo deseaba revertir mi decisión. Pasaron los días, las semanas y el placero nunca regreso. Yo solo pensaba en mis chinas, han de haber madurado durante todo este tiempo y seguramente otro habrá disfrutado de ellas.
      Dentro de todo lo frustrante que significo para mi perder mis chinas, recordé que son frutas y las frutas tienen semillas. En la botánica la semilla representa un ovario maduro. Yo habré perdido la parte jugosa, pero las semillas estarán prontas a germinar. Ellas reanudaran, formaran raíces y más adelante formaran un hermoso árbol. Pasaran los meses y le llegara la época de germinar y formar nuevas chinas. Todo esto para probar que la materia ni se crea ni se destruye, solo se transforma. En la vida humana, el amor es semejante a esta metáfora. Un día escuche a una mujer decir que: "el amor nunca acaba, el solo se transforma"  y es así, solo pasamos a otro plano pero el sentimiento, al igual que la semilla perdura para siempre.  

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