23 de enero de 2012

Las historias no se acaban... solo se repiten


               Los humanos muy pocas veces nos detenemos a ver lo aburrida que son nuestras vidas. Vivimos una rutina. Vivimos para trabajar y trabajamos para vivir. El trabajo se convierte en necesidad más que simplemente una satisfacción personal. Nos convertimos en objetos manipulables con poca o ninguna capacidad de comprender lo que verdaderamente importa. Cada día al levantarnos no damos gracias por tener nuestras piernas, por poder moverlas o por poder oír o mejor aun... por poder observar. Sin embargo somos tan egoístas que damos por sentado que como siempre lo hemos tenido, es normal tenerlos.
               Así, cada día se convierte en uno igual que ayer y así pasan las semanas, meses e incluso años. Podríamos tener esta loca idea de que en el aire sueltan ciertos químicos que nos hacen pensar así, pero no, no creo. Resulta que solemos fluir con la vida, dejar que ella traiga lo que esperamos sin buscarlo. Es por esto que las historias no se acaban, solo se repiten. La idea de comenzar de nuevo me suena espectacular en estos momentos. Reconozco que el dar un paso atrás resultaría inútil. Llegue a la conclusión que las relaciones son como las películas. Cuando ya la hemos visto, por más que la vuelvas a ver, el final siempre es el mismo.
               Sonará deprimente, pero Cupido se acerca y yo lo único que quisiera es esconderme debajo de un árbol y olvidar esta idea trillada de que a las nenas lindas siempre se les regala en San Valentín. Maldito Cupido, he sufrido una vida entera pensando que soy yo la que tiene el problema pero no, esta vez no será así. Muy pocas personas en el mundo encuentran el amor de sus vidas a temprana edad. Sin embargo, yo lo encontré y es tan increíble que somos más que novios... amigos. Ya estoy cansada de sentarme a esperar que llegue alguien que me haga feliz, yo quiero ser feliz. A diario veo a mis amigas sufrir desamores por personas inescrupulosas que no valoran el tesoro que tienen por delante. Me rehúso a vivir una vida esperando. Yo aprendí a luchar por lo que quiero, me enseñaron que cuando queremos algo, allá vamos a buscarlo.  


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