Hace aproximadamente tres años deje de ver a dos grandes amigas. Una de ellas la veo mas seguido, a la otra hacia casi tres años que no la veía. Las conocí en mi cumpleaños número 18, ambas tenían 23, llenas de ilusiones estaban prontas a graduarse. Sin embargo, ahora soy yo la que tiene 23 y ellas 27. Mis dos grandes amigas, mis hermanas mayores. Recuerdo como si fuera ayer cuando nos distanciamos. Cada una tomo un rumbo diferente, ellas están en su rol de maestrías y trabajos y yo a punto de graduarme de bachillerato.
Como si el tiempo no hubiese pasado allí estábamos las tres de nuevo como si fuese ayer el último día que nos vimos. Juntas, graciosas, divertidas. Reímos como nunca y disfrutamos estar de nuevo como fue durante dos años. Unas 24 horas juntas y mucho que contar, poniéndonos al día en todo no fue suficiente para nosotras. Admito que las extrañaba mucho y me alegro sobremanera volver a donde todo empezó, Río Piedras. Una universidad mágica y cautivadora que hizo que tres almas se conocieran, fueran amigas y crearan lazos de hermandad. Las quiero con la vida, las quiero como hermanas.
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