5 de abril de 2012

Una vida esperando

       Era una tarde de abril, el timbre del colegio sonaba indicando que la hora de salida había llegado. Marta como de costumbre se dirigió a su auto. De reojo observaba a Miguel, el chico mas popular de la clase. El nunca se fijaría en ella, una chica tan ordinaria, tan común – siempre decía. Pasaron unas semanas, la graduación ya se aproximaba y Marta sufría en silencio no poder decirle a Miguel cuanto lo quería. Justo cuando faltaban dos semanas para el baile de graduación, el se acerco a ella. Su corazón se agitaba, sus manos comenzaron a sudar, no podía parar de sonreír y fue entonces cuando Miguel le paso por el lado y fue en búsqueda de su amiga, Eloisa. El le propuso a Eloisa que lo acompañara mientras Marta nuevamente miraba de reojo lo que sucedía con el. En un sin número de ocasiones se acostaba en su cama, llorosa pensando si Miguel algún día notaria su presencia.
            Pasaron, las fiestas, las reuniones… en fin, todo evento social que podría ser clave para que Miguel la notara. Sin embargo, llegó el momento de partir a la Universidad y en un momento desesperado Marta decide hablarle: “Hola”- dijo. “Oye Marta, ¿nunca te has puesto a pensar en todo aquello que pudimos hacer en estos tres años y no hicimos?” respondió Miguel. “Claro, ¿por qué preguntas?” dijo Marta. En ese momento, en unas fracciones de segundo, Miguel frunce sus labios y de repente le roba un beso a Marta. Ella no salía de su asombro, luego de tantos años… ella no pronunció palabra alguna. El problema vino después cuando ella realizó que todo había sido una farsa. A Miguel lo retaron para que lo hiciera. Para el fue el chiste del día, para Marta, la decepción de su vida.
            Con el paso de los años, cinco para ser exacto, se volvieron a encontrar. Miguel continuo siendo el mismo arrogante de siempre y ella por dentro se babeaba por él. Nunca le demostró lo que sentía por el y la vanidad y el orgullo de Miguel no le permitió ver mas alla de sus narices. El error de Marta fue que creo muchas barreras en vez de puentes con otros seres que se le acercaron.

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