24 de febrero de 2012

El día que volvimos a ser solo dos humanos

            Era una noche muy oscura. Ya no habían muchos autos en la carretera. Había llovido hacia unas cuantas horas y lo único que percibían mis oídos era el sonido del agua al chocar con las gomas del auto. Al cabo de unas horas considerando la posibilidad de encontrarte. Allí estaba, de camino a conocer a ese sujeto que hace unas semanas se ha convertido en la razón de mis desvelos, de mis cortas horas de sueños y de mis suspiros mas profundos.
            Anoche por fin te pude ver. Para mi sorpresa, eres de carne y hueso como el resto de los humanos. Tu cabello rubio, tus ojos azules y esa barba tan arreglada me dejaron perpleja. No estaba segura si lo que tenia ante mi era un espectro y si verdaderamente eras tu. Un tanto nerviosa y cabizbaja me acerque a ti. Tus manos arroparon mi cintura y no pude evitar tocar tu espalda. De inmediato comencé a sentir tu respiración cada vez mas cerca. El movimiento me permitió abrir los ojos y mirar al cielo. Pude observar entre las hojas de ese hermoso almendro mas estrellas de lo normal. Nunca había visto yo una noche tan estrellada en plena ciudad. Algunas nos brindaron un poco de luz mientras que otras solo murmullaban sobre nosotros (…) y allí estábamos, dos seres que nunca antes se habían visto y ahora no podían soltarse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario