5 de diciembre de 2011

Sushi & Martini



       Luego de largas horas sentada frente a muchos papeles de mi clase de botánica leyendo sobre hormonas vegetales, reproducción asexual y diferentes tipos de tropismos fui rescatada. Decidimos ir al cine y luego ya no teníamos ningún plan. Me preguntasteis si debía llegar a tiempo a mi casa y la verdad que si, tenía muchas tareas por hacer pero valió la pena continuar la aventura del día y ver en que terminaría la noche. Al salir de la película teníamos un poco de hambre así que decidimos comer “algo”. Recalco la palabra algo, porque nunca sabemos donde ir y terminamos probando lo que aparece por el camino; en fin lo que se nos antoje de momento.
       De repente íbamos por esta carretera donde encontramos este hermoso y peculiar lugar llamado “Sushi and Martini” y pensé: “wow tremenda combinación”. Al entrar rápido sentí un aire peculiar, una sensación extraña.  Era un ambiente familiar y aunque pequeño, extremadamente hermoso con vista al mar. Fuimos a la caída del sol, por lo que el mar y el cielo tenían todo un espectáculo de luces.  En fin, el lugar resultó sumamente acogedor. Al cabo de unos minutos me llegó esta brillante idea de regresar. Pensé en una fecha, no necesariamente un aniversario, mas bien un día al año para regresar a ese lugar. Luego pensé en la mesera, la cual resultó ser la dueña. Ella fue muy amable y nos explicó detalle por detalle todo lo que su restaurante ofrecía  y todo lo que ella había aprendido hacer con tantos licores. No pude evitar comentarte mi deseo de volver. La realidad es que aún no tengo muy claro si era por lo delicioso de la comida o si era por la simple idea de compartir contigo o mejor aún, una combinación de ambas.


       Siguiendo la ruta de no saber cual es el siguiente paso, continuamos nuestro camino y fue entonces donde comenzó todo. Los sentimientos a flor de piel, brotándose por cada poro de mi piel ya no se resistieron mas. Debía decirte todo lo que por ti estoy sintiendo. Deseaba decirte lo que mi corazón siente, pero no pude. Siempre he pensado que el hablar de sentimientos siempre asusta a los chicos y resulta su vía de escape. Es como la señal de fuego, ese sonido insoportable que te hace reaccionar y salir corriendo. Normalmente pienso que esto pasará con todos. Sin embargo, ya no aguanté mas y por fin decidí arriesgarme a decírtelo: “te quiero”.          Recuerdo que mientras me acercaba comencé a sentir esos labios húmedos, carnosos y tan deliciosos que siempre soñé besar algún día. Lo irónico fue que al abrir mis ojos descubrí un mar de papeles y mucha saliva la cual aún desconozco si era mía o solo de mi perro que en ese preciso momento se encontraba lamiendo mi cachete.
Que tristeza recordar que aún quedan 5 días para terminar este semestre académico que tan eterno se me ha hecho.   Lo mas delicioso es realizar que luego de eso podré compartir con aquellos viejos y no tan viejos amigos, esta hermosa Navidad. Que lindo es contar con personas que su especialidad es traernos felicidad, regocijo y amor. Yo solo espero que estas vacaciones junto a ti, sean las mejores!

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