28 de diciembre de 2011

Todo se mueve


        Llevaba unos cuantos meses que no veía a mis compañeros de escuela superior.  Extrañaba compartir con ellos y la verdad es que la pasé de maravilla. Como nos encontraríamos en el parque, decidí llevar a mi amigo fiel, mi bolita de amor de cuatro patas, Coco. A decir verdad no hubo segundo donde no tuviéramos tema de conversación. Claro, como es de esperarse llego la tan temida pregunta: ¿estas con alguien o sigues sola?. Para no omitir detalles, justo en ese preciso momento Coco me halo por el cinturón y no tuve mas remedio que seguirlo; evadiendo por completo la pregunta. La realidad es que en este preciso momento de mi vida si estoy conociendo una persona. Esta persona de la que les cuento es mi pequeño tesoro. Al conocerlo me sentí como un pirata que lleva años en altamar buscando ese barco que naufragó y dejo todo su oro en el fondo de el mar. La satisfacción de un pirata por su oro y yo con mi tesoro es exactamente la misma.
        Al regresar del paseo con Coco, ya el tema había desvanecido. Entendí que habían pasado la página y me sentí cómoda de no tener que contestar sin antes sonrojarme y reírme a carcajadas. Continuamos hablando de todo, de nuestro futuro, de nuestra graduación de universidad, de una posible reunión ya que al parecer según el calendario que no miente, en mayo cumplimos cinco años de graduarnos de escuela superior. Para mi sorpresa tres de nosotros nos graduaremos el mismo año. Entonces hablamos de futuras escuelas graduadas y la verdad es que crecer te da un mal sabor de que pronto llegaran mas responsabilidades y dejaremos de ser niños.
      De regreso a casa no paraba de pensar en mis compañeros, ellos que estuvieron al menos doce años de mi vida apoyándome día a día. Me da nostalgia recordarlos porque al pensar en ellos, veo el presente; ya no estamos juntos y la realidad es que quizás nunca volveremos a estar todos en el mismo lugar. Los extraño y añoro por esos días que admito no aprecié mientras sucedían. Ahora, ¿luego de que? De cinco años… me encuentro en mi cuarto, junto a mi computadora escribiendo estas palabras y pensando en donde estarán cada uno de ustedes. ¿Qué habrá sido de cada uno? Algunos se fueron de la isla, otros se enlistaron, se “dropiaron” de la Universidad, se fueron a trabajar, en fin, cada uno tomó rumbos distintos. Estoy consiente que no se puede detener el tiempo, por el contrario el tiempo continua restándole oportunidades, robándonos vida. Yo solo espero que el futuro me de la oportunidad de encontrarlos nuevamente.







           

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