25 de octubre de 2011

Pura vida


       8 vasos de 8 onzas es la cantidad diaria que debemos consumir al día de este tan preciado liquido que llamamos agua. Con un pH de 7 aproximadamente dentro de la escala lo hace ser único en su clase. Es una sustancia ni acida ni básica. Es simplemente agua. Este tan valioso recurso se ha convertido en una necesidad básica de los humanos para poder hidratar nuestro cuerpo, ayuda la digestión y nos permite refrescarnos cuando mas sedientos estamos.
       Eran las 7:32pm del 25 de octubre de 2011 cuando decidí ir a mi cocina en busca de este liquido. Abrí el gabinete, tome un vaso y me detuve frente a mi nevera. Con el simple presionar del vaso sobre la base, automáticamente salio este compuesto cristalino tan importante. En segundos, lo primero que vino a mi mente fue pensar que fácil era para mi obtenerlo. Sin embargo pensé en aquellos que caminan kilómetros por busca de unos cuantos galones, al menos uno que puedan cargar para el consumo de toda una familia. También pensé en aquellos que carecen de un buen servicio de agua potable y desarrollan un sin fin de enfermedades por culpa de la ingesta de agua contaminada. ¿Qué ironía no? Me sentí privilegiada aunque con la tristeza de conocer la realidad de aquellos que carecen de algo tan básico como el agua. 
   Traté de imaginarme otra vida, una en que todos pudiéramos reconocernos como hermanos. Para el que no lo sepa, venimos del mismo reino, filo, clase, orden, familia, género y especie. Creo firmemente que debemos aprender mas sobre las plantas aún cuando somos de filos distintos. Ellas son diversas, poseen un sin número de variantes, son de distintos géneros y aún así viven unas con otras; compartiendo el mismo aire y el mismo suelo. Al final del día ellas se llevan todo el agradecimiento, sin ellas no respiramos por lo tanto ¡que menos que aprender del que nos da vida!

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