13 de noviembre de 2011

Música. Alma. Sexo


       A solo horas de haber llegado del último concierto de la gira M.A.S. del cantante Ricky Martín sentí la necesidad de hablar de este evento por el que llevaba meses esperando. Al inicio de Agosto el astro boricua decide cerrar su gira en Puerto Rico y recuerdo que compré las taquillas tan pronto supe que volvería a esta hermosa isla. Pasaron los días y justo en la semana de su presentación salió a relucir que el tan famoso artista deseaba la ciudadanía española. Se creo polémica y opiniones muy divididas, entre lo correcto o incorrecto de esta petición.En particular no lo encontré como algo significativo desde el punto en que conozco personas con dos y tres ciudadanías, y créanme que eso no significa que nacemos en dos o tres lugares distintos.
        La realidad es que no le di importancia al asunto. Sin embargo, al cabo de unos días, en una cita médica con mi padre surgió el tan controversial tema. El me preguntó que yo pensaba al respecto, y claro luego de unos segundos dijo: “Metí la pata”. Fue sencillo lo que le dije: “no es lo mismo ciudadanía a natalidad”. Los puertorriqueños tenemos una habilidad increíble a tergiversar las situaciones de una forma inimaginable y lo mas triste de toda esta polémica es que ni siquiera tenemos una ciudadanía propia. No existe una ciudadanía puertorriqueña, solo una simbólica que algunos pocos han solicitado.
        Ser ciudadana americana solo me identifica como habitante de América, un continente diverso, luchador, sufrido y oprimido por naciones que dicen llamarse líderes. Puerto Rico es mi orgullo, es mi isla, en fin es mi pedacito de tierra. La comparto con 4 millones de habitantes y cada día que me acuesto en mi cama pienso que puede haber un mejor mañana. De pequeña cuando tenía mucho miedo a la oscuridad siempre pensaba en lo que me decía mi padre: … “que nunca una noche ha vencido el amanecer y nunca un problema ha vencido la esperanza”. Anoche Ricky recargó las baterías de todos los que allí presentes vivimos el poder de la música. La música purifica el alma y nos hace LIBRES.



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