10 de noviembre de 2011

Aeropuerto


       Eran las 6:34 p.m. cuando llegue al estacionamiento donde me encontraría contigo. Pasaron unos minutos en lo que pude ver tu carro entre muchos otros que aguardaban por el cambio de luz. Me baje de mi auto y me dirigí hacia el tuyo. Con un poco vergüenza me asome por la esquina a ver si lograbas verme. Estuve muy pendiente de tu expresión; tu sonrisa me demostró que te agradaba lo que veías. Me recibisteis con un “te ves hermosa” y de inmediato sentí todas esas mariposas que mágicamente aparecen en el estómago cuando sientes mucha empatía por ese ser tan especial. Como siempre, nunca sabemos donde comer así que decidí yo: ¡Quiero Pizza!

       Llegamos a una pizzería donde comimos una rica y excelente comida. Luego de comer decidimos ver aviones e irónicamente estábamos muy cerca de un aeropuerto así que allí, bajo la luz de la luna, algunos carros estacionados, otros en movimiento y la luz de la pista, nos estacionamos. Bajamos las ventanas y de fondo teníamos el radio tocando música de jazz  y un poco de tango. Hablamos hasta cansarnos y de repente tus labios rozaron los míos. En cada beso podía sentir chispas saliendo de nuestros labios. 
Literalmente sentía una poesía de emociones donde cada beso representaba un verso de amor, cariño y ternura. Me imaginé un sin fin de momentos a tu lado e incluso recuerdo que te comente que deseaba plasmar este recuerdo y duradero. El atardecer fue reemplazado por cientos de puntitos que marcaban el camino correcto al próximo avión por aterrizar. Los minutos pasaban y lo único que opacaba mi felicidad era que este momento no sería eterno. Pronto debía volver a una normalidad no deseada donde tendría que esperar hasta la próxima semana para verte. 
       Dentro de toda la infelicidad que esto podría causarme, me reconfortaba el hecho de que podría llegar a casa y escribir todo aquello que sentí. Aquí traté de mostrarles un poco de todo el amor que sentí esa noche de domingo. El esperar la llegada de cada avión me devolvió la esperanza de que nunca es demasiado tarde ni demasiado temprano para retomar el camino correcto. 
 “No vale el tiempo, pero valen las memorias. No se cuentan los segundos, se cuentan las historias.” - C13




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