22 de enero de 2013

Antes que llegue el 22

            Antes que llegue el 22 quiero contarles una historia. Si, una de esas historias extrañas que acostumbro contarles. Cosas locas y extrañas que pareciera solo me suceden a mi. Quiero contarles que de una manera fugaz regresó un viejo amor. Si, un viejo amor volvió. Estaba a punto de dormir cuando de repente un “friend request” cambió el rumbo de mi noche. De repente estaba pensando en ti, en tus ojos, en esos que no he visto desde hace muchos años y allí estabas a punto de ser aceptado por una invitación casual de ser “amigos” ser amigos de nuevo.

            Lo increíble del Internet es esa virtual capacidad de decir “unfriend” y enviar un “friendo request”. Es casi como magia, poder decirle al mundo si somos amigos o no. Pues admito que al principio me dio mucho miedo. Eso de volver a ser amigos me resultaba como medio escalofriante, medio imposible. Admito que pensé que me odiarías por el resto de mis días y que nunca mas volveríamos a cruzar palabra.

            Sin embargo, no fue así. Decidí no tener miedo. Porque  déjenme decirles que el miedo es casi como la conciencia. Te deja con ganas de que hubiese sido  si (…) y yo señoras no estoy para eso. Me he sentido casi como contándoles un chisme de pasillo pero es que de alguna forma debía dejar salir estas emociones. Esto que se que muchas de ustedes también han sentido. El cosquilleo de un viejo amor. Tantos recuerdos, tantas experiencias en fin tantos momentos para recordar. Fue muy reconfortante hablarlo. Pude aclarar detalles, pude pedir perdón y ahora aquí estoy. Dejándole saber al mundo entero lo que me sucede. Lo bueno del anonimato es precisamente eso. Nunca sabes quien es ni cuan cierto es todo pero eso mis amigos, es la parte mas interesante.

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